martes, 2 de noviembre de 2010

Uno de Julio Trujillo



















Todo es fragmento pero igual habita, en la parte, todo.
Una fracción de ti baja en slalom, a gran velocidad,
por la pendiente de tu uña: el aire, que es cortado,
también te corta el rostro con minúsculas dagas, silba
el vértigo, tú mismo eres silbido y eres racha, una línea
tendida de ti a tú, de usted a mí, pero deshilachándo-
se, graduando hacia la nada, una polea que gana en
vibración y pierde en hilo, témplala, manda sonar el
cuerno de la resistencia, home is my snowboard, dijo
un puberto místico en un programa de deporte ex-
tremo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Cuando solo piensas en lo que importa...

Luz que sale por todas partes Luz tibia Luz que significa algo sorprendente Ya el hecho de significar es sorprendente Luz anidada en luces más brillantes o menos turbias Luz que se asoma Luz que sale por todas partes

sábado, 17 de julio de 2010

Mientras escucho la Metropolis symphony de Michael Daugherty...


Eso que llamamos música clásica es el más abierto y honesto de los géneros musicales. Es más: sin darle mucha vuelta, me atrevería a decir que la música clásica es la no solo la elevación más alta, sino también el muestrario más abierto de entre todas las artes. Un poco al margen, en comparación con los caminos siempre visibles de la pintura, la escultura y el cine, la música clásica se ha integrado mejor con lo contemporáneo, sin que ello haya significado una merma en su carácter fuerte y encontrado, en esa intención a veces purista y a veces inquieta, en esa vastedad que parece llegar a límites. No hay límites, de eso se trata. La emoción se presta para todo y para todos: la etiqueta vieja y chata de lo aburrido y elitista cae por tierra en cuanto accedemos a su universo. Me parece que, como arte, la música clásica es potencialmente destructiva y hermosa. Su dualidad reside, insisto, en esa apertura: basta con que la expresión sea sincera, y todo se vale.

viernes, 4 de junio de 2010

Los recovecos lindos del béisbol


Todos lo sabemos: antier, una decisión del umpire de primera base en la 9na entrada del juego entre Detroit y Cleveland dejó sin posibilidad de obtener un juego perfecto al pitcher Armando Galarraga. La web está ya llena de discusiones, unas acaloradas, otras apelando racionalidad, otras francamente estúpidas y macheteras: todas llevadas por un ánimo aclaratorio. No se apacigua el sentimiento de lo sacudido hasta no encontrar risco del cual asirse. Lo mismo ocurre ahora, y no es sino una solución, que quizás no llegue nunca, la que dará fin a la alharaca causada por (lo dice el video) una mala decisión del umpire. ¿Mala decisión? Vuelvo sobre mis propias palabras: el béisbol, entre sus grandezas, tiene la de ser una actividad definitivamente humana. El béisbol, ya sea como estrategia o deporte, se comporta siguiendo formas de conocimiento similares al modelo de pensamiento del ser humano: decisiones difusas, procesos no necesariamente estructurados, normas no escritas. La decisión del umpire no es una mala decisión: es una decisión y punto. La discusión debió acabarse con la señal de los brazos extendidos por el umpire.
Creo que la lección es simple: el umpire hizo bien. Se equivocó en su decisión, sí, pero esa decisión fue tomada sin prestar atención a la situación, a los equipos que juegan, a la relevancia del partido. Cada jugada debe juzgarse de manera independiente, y eso fue lo que hizo el umpire. Así es el béisbol.

lunes, 31 de mayo de 2010

Una demanda sencilla

Pollock pensaría en dos o tres divisiones, no más. Lo arriesgado es la frontera entre las divisiones, no lo que dividen. Hay, en esas líneas divisorias, un terreno de jaloneo. La tangente, sutil, es donde ocurre la belleza. Un desarrollo mitigado por el tiempo. Todo, a final de cuentas, tiene duración. No existe el infinito. Al menos, no en el cuadro. Lo infinito nos indica una manera de acercarnos; pero una manera entre muchas, muchas más. Al final: la calma.

sábado, 3 de abril de 2010

La apoteosis de la música electrónica



Se dirá lo que sea, pero este cuate entiende perfectamente de qué va la música electrónica. Pura energía electromagnética emanada de los polvos astrales. Pop, rave, x-generation, cultura del videojuego, 80s: invencible como confrontación con lo que hoy llamamos música o arte o cultura.