Día aciago para el béisbol. No, Manny Ramírez no es un caso único. Ni siquiera, la gota que derramó el vaso. Es, tan solo, un ejemplo más de la inercia que ya puebla este deporte. O todos, para el caso. Ayer leía a personas que pedían que los recientes triunfos en Serie Mundial de los Red Sox se marcaran con un asterisco, para dejar en claro de que detrás de eso hubo trampa y mala fe. Pero, en ese espíritu, ¿no tendrían los Yankees que deshacerse de no sé cuántos campeonatos divisionales y de liga por haber tenido -o tener, lo que es peor- a ejemplos probadísimos del consumo de esteroides, como Giambi, Clemens, Pettite, A-Fraud etc.? Y lo mismo con los otros 28 equipos. Lo que es cierto es que no podemos mirar con la misma óptica a Hank Aaron y a Barry Bonds, ni a Babe Ruth y a Mark McGwire. No me extraña que el record de Joe DiMaggio, 56 juegos consecutivos pegando de hit, no se haya roto en 67 años ni se vaya a romper nunca: no hay droga que te ayude a ser constante...
¿Qué pensar del castigo? Manny volverá en Julio y seguirá bateando -aunque sin ayuda del crecilac- y conducirá a los Dodgers, quizás, otra vez a los playoffs. Le reducen casi 8 millones de salario, pero ¿hace mella a un jugador que ha ganado más de 200 millones en 10 años? No lo creo. Lo siento por Manny, pero mientras la MLB no se faje los pantalones e imponga castigos de verdad (¿qué tal una temporada sin jugar y sin sueldo y banned for life si reincides?), no habrá manera de disuadir a novatos, estrellas y demás de que el béisbol es un deporte donde se compite con habilidades formadas, no prestadas.
1 comentario:
Tienes razón. De hecho siento que en el fut´existen castigos más estrictos en cuanto al consumo de drogas.
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