miércoles, 30 de diciembre de 2009

75 years and still rocking

La literatura no sirve para nada

La literatura no es un brinco al conocimiento. Aprender a través de una novela o de un poema no es solo ingenuo: es un pésimo enfoque y malísimo acercamiento. La literatura es inútil. La literatura no sirve para saber más, ni para impresionar amigos, ni para llenar espacios en biliotecas (cuántas falsedades tiñen de una sobriedad impostora al goce espléndido de la lectura). Pero, mientras recibo el guiño del libro abierto, me acurruco en mi discurso y me lleno de confirmación: la literatura sirve para darse una vuelta por uno mismo, para poner(se) en perspectiva, para divertirse abiertamente, para encontrar eso que la vida no nos da, para gozar eso que la vida sí nos da. Lo dijo, muchísimo mejor que yo, Jacques Brel: "Quand on lit Rimbaud, on est plus riche que la veille" ("Cuando leemos a Rimbaud, somos más ricos que el día anterior").

lunes, 28 de diciembre de 2009

Novela de iniciación



"The painted bird", de Jerzy Kosinski

(algo, que no es la maldad, acecha siempre)

Como si lo viera: la infancia es dura. ¿O qué otra cosa describe el despilfarro de nuestra energía; los amores malamente entendidos; la pérdida de la capacidad de aprendizaje sin normas ni trabas ni tablas? La infancia es pura. La maldad es pura. No parecen tener origen, como no sea divino, externo, abstracto. La presencia de la maldad en la infancia es, eso sí, el colapso: ¿dónde está su inicio? En pocas partes se percibe tal angustia. La novela es pura. Comienza cuando todo está perdido y su final es confirmación. ¿Develo el misterio? No: mas bien: lo envuelvo. La novela comienza cuando todo esta perdido. La ganancia es única, si se soporta el ocio de lo desviadamente agresivo y ruin.
Como sea: la recomiendo. La novela es pura. La novela muerde. La novela, no lo hubiese mirado así hace años, es un inicio y su confín.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El secreto encanto de las ciudades petroleras

No se respira cualquier cosa: en el aire flota lo nacional, lo valioso, lo que da 40% de PNB y hasta sobrantes para caja chica, saqueos y uno que otro hospital rural (perdón: centro de salud, que les llaman). También hay una premura en las personas: sí, se quiere llegar a alguna parte, bien metida en las entrañas del gigante, que asegure suficiencia económica y posibilidad de gafetear a gusto en oportunidades de desquite con la autoridad. ¿Mencioné la identidad? Me da por pensar en un orgullo irascible, gris, necesitado de evidencia. Pero qué importa: no se vislumbra cambio de estilo, a menos que ocurra lo impensable y, como decía el poeta, a nuestro hidrocarburo (ojo: NUESTRO) le de, finalmente y todo travesura, por esconderse debajo de una cima de sal o entre caprichos geológicos, bellos pero impenetrables.

viernes, 4 de diciembre de 2009

JEP: Cervantes 2009



Creo que, ya con 70 años, le debe costar trabajo a José Emilio Pacheco acostumbrarse a los reflectores: primero el Reina Sofía, luego el Cervantes. Para fortuna de los futuros lectores, asombrados por el premio y atraídos por los libros ahora puestos en escaparate, el Cervantes aún se mantiene libre de todo eso que vilipendia al Premio Nobel, ¡ah, tan criticado y tan mercanchiflado! En fin: JEP es pura poesía y sigo agradecido por esa tarde, en Monterrey, en que abrí, por primera vez, "El reposo del fuego". Hasta hoy, mi poema favorito.