jueves, 31 de julio de 2008
La música: ese experimento constante
Cambios y más cambios
La temporada del béisbol de Grandes Ligas aprieta y los equipos –al menos aquellos con miras bien puestas en el Clásico de Otoño– se están armando. O desarmando, depende por dónde se le vea. Los casos sonados: Iván Rodríguez pasa de Detroit a los Yankees: todo bien, sí, pero... ¿y Jorge Posada, catcher titular con brazo circunstancialmente lastimado? Otro: Manny Ramírez, casi emblema de Boston, se va a los Dodgers. Supongo que tanto “dices que te vas / que te vas / que te vas / y aquí estás sentada” terminó por cansar a la directiva de los Red Sox, que mejor se deshacen de un buenazo para evitarse sublevaciones posteriores. ¿Quién pierde, quién gana? ¿De qué están hechos los equipos? Pregunta a quemarropa: ¿nos imaginamos a Derek Jeter en un equipo que no sean los Yankees? ¿Hasta cuándo? El béisbol, deporte de mercado al fin, se rinde a los dólares, los reflectores y la promesa. Resta ver, esperamos todos, cómo viene lo que queda de la temporada: dos meses, nada más.
martes, 29 de julio de 2008
lunes, 28 de julio de 2008
La condicionante de la violencia
Huumm, la violencia como condición. ¿Qué influencia tienen los videojuegos violentos, el cine gore, los narcocorridos, la pornografía hardcore, la prensa amarillista etc. sobre el comportamiento humano? ¿Nos predisponen a algo inusual, perverso? No sé qué pensar. Supongo que las mentes cándidas son fácilmente impresionables y que no basta sino un asomo a la violencia para desencadenar una consecuencia lógicamente violenta. ¿O me equivoco? ¿Solo los pusilánimes son propensos? Veamos: ¿escuchar al Grupo Exterminador = propensión al narco? ¿Ver t > 15 minutos de porno al día provoca una ligera agresividad sexual? ¿Leer a Camus me enfila invariablemente al valemadrismo? No, no lo creo: justificar la idiotez, la insania y la fatalidad –todas ellas desencadenadoras de violencia– con la cercanía a muestrarios de valencia es una irresponsabilidad social enorme.
(las fotos, para una campaña en contra de los videojuegos violentos. No, no suscribo necesariamente la campaña, pero las fotos me parecieron buenísimas. Las firma un tal Mladen Penev)
viernes, 25 de julio de 2008
Pues sí: más Star Wars
... qué se le va a hacer, ¿no? Parte de esa fijación generacional que únicamente se explica por la indecencia de nuestra decadencia cultural. Hay tantos ejemplos, que no vale ni la pena. Star Wars es un salvavidas.
Domingo que viene
Ah, el Facebook. Aburre rápido, sí. Pero ya me topé con mi amigo Fernando, tanto tiempo incomunicado. Y a Roberto, que viene y visita y deja firma. Y a Mayra, amiga entrañable. Y a Juanito Ley. Y me salieron amigos por doquier. Conocidos, unos. Otros: ni idea. Facebook como kermesse. Facebook como administración del conocimiento (entretenimiento, fugacidad, evento, ires y venires discretos). ¿Se vale ser anónimo? Ya se ha discutido: mejor no me fatigo con eso. El Facebook me aburre un poco. Pero los amigos, sí, los amigos. Chido.
jueves, 24 de julio de 2008
Eso del post-rock
Mi amigo Roberto, completamente impredescible en cuestión de gustos musicales, confiesa en su perfil del ubicuo Facebook que ahora le da por el post-rock. Lo entiendo: hace rato que la música contemporánea, géneros confundidos, dejó, ya no digamos de reinventarse, sino de convencer: aquello que escuchamos va y viene sin mucho sentido y menos razón. La condición está pues dada para algo diferente. Es más: tan lo entiendo que ando en lo mismo. Y no. Me explico: la osadía del black metal es hoy, casi, moneda corriente. Y busco cosas nuevas: post-rock, post-metal: qué importa, si se rescata la experiencia de lo oscuro. Entra Sunn O))). No sé cómo clasificarlo, pero gusta bastante. Su CD Black One es poco menos que una genialidad: ¿cómo se echa por tierra la idea esclavizante de que la música debe contener armonía, melodía? Algo hay, sí, pero el encanto está en muy otro lado. Escuchemos:
martes, 15 de julio de 2008
Una celebración
Inevitablemente, el lado pecuniario de un juego de estrellas salta a la vista –no hay rivalidad deportiva que se resista a la fotografía del recuerdo, a la participación en el momento (su momento, el momento de todos) ni aficionado que no se incline por un equipo y lo ostente con cuanta mercadería aparezca. Sin embargo, algo hay de emoción, de quizás administrarse por espacio de tres o cuatro horas eso que ocurre mejor: el béisbol con nombre y fechas y hazañas potenciales. Hay mucho de esas ganas infantiles de acercarse a los monstruos sagrados. Hay mucho del olor a cuero del guante, del contacto sexualísimo del bate con la pelota: Taras Bulba contemplado, estilizado. Hay mucho de una temporada más, una vida más: un regusto a sabrosura más. Hay mucho de celebración, vaya que la hay.
lunes, 14 de julio de 2008
Uno de Oliverio Girondo
Aridandantemente
Sigo
solo me sigo
y en otro absorto otro beodo lodo baldío
por neuroyertos rumbos horas opio desfondes
me persigo
junto a tan tantas otras bellas concas corolas erolocas
entre fugaces muertes sin memoria
y a tantos otros otros grasos ceros costrudos que me opan
mientras sigo y me sigo
y me recontrasigo
de un extremo a otro estero
aridandantemente
sin estar ya conmigo ni ser un otro otro
martes, 8 de julio de 2008
¿Qué pasó después?

(muchas, muchas novelas antes...)
Algo pasó. Algo chungo pasó, sí, ¿o cómo se explica que luego de esta novelilla deliciosa y humorísticamente enferma, Álvaro Enrigue parezca hablarnos con títulos, no con libros? Uno va y lee esta novela, publicada hace años, la termina, suspira con ánimo admirador y satisfecho y se pregunta: ¿qué pasó? ¿Qué le pasó? Claro, la culpa puede estar en cualquier lado: del mío, si mi desapego de los últimos años de la literatura escrita en México de veras es cierto; del del autor, si nomás fue llamarada y ya después se nos vino abajo (pasa con muchos); de la mercadotecnia libresca, que lo mismo alaba que denosta, siendo todo ello propaganda. No sé. Insisto: de tan disfrutable, de tan ligeramente perfecta, de tan inquieta en el español, esta novela antoja otras, las siguientes: ¿qué me dejarán?
jueves, 3 de julio de 2008
Cada día, una sorpresa
Un vistazo, así, sin querer, permite asomarse a la parte más auténtica de la ciudad, de cualquier ciudad: esa donde domina lo humano. No se ha demostrado límite para la imbecilidad: no lo hay. Ya se ve que hasta grupúsculos incapaces de votarse y organizarse a sí mismos, tienen el descaro de pedir a los demás que voten y se organicen (consulta popular, que le llaman). No, no hay límite...
martes, 1 de julio de 2008
Lo real infatuado

(indefinido, aún)
Quien transporta su oficio, otro que el de escritor, a la literatura tiene, si lo sabe aprovechar, una ventaja: todo se vuelve escribible. Todo, con talento, se vuelve literatura. No agobia al escritor advenedizo, extraído de ramas de apariencia ajena, la necesidad snobista de demostrar ni la premura editorial. Este Fernández Mallo es de esos: asomarse por la ventana de la ambigüedad al mundo es zambullirse en todo lo probable, en todo lo dispuesto: casi todo sorprende. Símil con la infancia o la primera experiencia con las drogas: abrir bien los ojos es solamente reconocer lo que está ahí: un paso en falso nos lleva a escribir.
¿Me gustó esta, por llamarle de alguna manera, novela? No sé. Y eso no tiene ninguna connotación negativa: no es, bah, ni siquiera una postura estética. Simplemente: no sé. Quisiera decirme que sí, mi gusto por otra prosa me dice que no. Quisiera decirme que no, mis prejuicios me dicen que sí. Pero, claro, ahí voy, pensándola, acuñando una razón, explicándome la insensatez de no tener postura. O la insensatez de estar obligado a tenerla.
Lo menos que puedo decir de este libro es que es interesante. Muy interesante. Y eso, en época de panfletos, plagios indecentes y noveluchas de mediana moda, es todo un cumplido.
Soy:
- Carlos Palavicini
- Villahermosa, Tabasco, Mexico
- Menos intencionado que entusiasta - Sin embargo, algo que decir(me) sin tanto temor al vacío