jueves, 19 de marzo de 2009

La residencia de la belleza

 

La belleza admite definiciones diversas. Una de ellas ocurre siempre que se juega al béisbol. La franqueza de una lucha en la que ese que defiende abre la puerta a la posibilidad del ataque es no solo grandiosa, sino sublime. Ya no digamos de lo tenso y exacto de la belleza que es la contención de juez y partes en un área tan pequeña como nuestra presencia en el mundo: somos para hacer y ser juzgados por ello. Lo aceptamos y eso es un diente más del engrane que extiende el hilo de lo vivible y contagioso. Mirar como cabe en un período de 3 horas el levantamiento de una montaña a partir de pedazos de tierra y de virtud llena de muchas cosas buenas la vida.

 

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Epílogo: Japón eliminó a Cuba del Clásico Mundial de Béisbol, dejando a un equipo impensablemente perdedor con la posibilidad, apenas, de un 5to lugar. Ver el juego me demostró, a manos llenas, en dónde prevalecen la belleza y la razón.

 

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