lunes, 12 de mayo de 2008

Los sonidos y los días

Un poco más de black metal reciente en http://carlospalavicini.muxtape.com/

¿Existe manera mejor de encarar la idiotez del mundo? La música como escudo: no, escape, no: escudo. ¿O el pretexto es toda esta historia de que el mundo no sirve y está todo tan mal etc.? Entonces, mejor ni buscarle y hurgar en nuestro baúl de gustos. ¿Qué, ya no somos iguales? Es cierto: por fortuna, somos susceptibles a todo, o al menos eso me parece. Claro, no solo se hace uno más exigente (¿de veras lo soy?), sino menos provocador: curiosa paradoja la nuestra (o la mía). En música yéndome cada vez más por la tangente, pero regresando -siempre se regresa, para que nos hacemos locos- a lo que creemos que nos mantiene vinculados a este mundo, repito, absurdamente estúpido. Pero, bien mirado, es la estupidez la que nos provoca escozor y más ganas de meternos bien adentro, a ese espacio lleno de nosotros y nuestro. Sin la estupidez cotidiana, sin la apatía como regla general, sin la tristeza de verme todo rutinario e impúdicamente feliz, sin la normalidad aburrida y gris, sin la llamada a cuentas de mi nostalgia: sin todo eso, ¿escucharía con tanto placer? No lo sé.

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