viernes, 8 de agosto de 2008

¿Cómo se defiende lo indefendible?

Híjole, aún no me repongo de la sorpresa de escuchar voces oficiales, no oficiales, oficialistas y de barriada clamando -sí: clamando, rogando, suplicando- perdón para un mexicano, asesino y violador, que fue ejecutado hace unos días en Estados Unidos. ¿A qué hora es noticia el castigo a los cabrones? Da pena: no él, que bien merecido lo tenía; da pena rozarnos con el patriotismo como motivo de descargo. Eso sí que da pena.

No hay comentarios: