Se dirá lo que sea, pero ofenderse porque una publicidad en España muestra a un mexicano estereotipado –sombrero de ala anchísima, máscara de luchador, chaparro– es una exageración. ¿Por qué nos ofende, al grado de ameritar regaño diplomático, una publicidad inocua, cuando nosotros mismos nos prestamos al juego de la ocurrencia? Sí, de la ocurrencia: ese malabar de la psique mexicana que consiste en trastocar el sentido común. En todos lados se ve lo mismo, estoy de acuerdo, pero ¿en todos lados se lastima tanto al gusto?
3 comentarios:
Bueno, hay que respetar a esos "cosplayers", es casi como escuchar música.
nellie
Se pasan de verg...
No chinguen, esos cabrones si que tienen imaginación...bueno, ya tenemos de donde sacar nuestro disfraz para el próximo party de Halloweene
Pero la verdad es que qué haríamos sin esos ingratos, jajaja
Saludos
Ruy
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