viernes, 26 de junio de 2009

 

Esta entrada es previsible: mas que tristeza, un ánimo de entender. No, no de entender –ya me equivoco, creo–, sino de recopilar recuerdos con ya cantado soundtrack. MJ como influencia, sí, pero me parece que no terminamos de entenderlo. Nos pasa seguido: somos incapaces de evaluar si no ponemos distancia de por medio. Ahora, se nos vino encima el pretexto: ¿hasta dónde llega su legado? Se discutirá mucho y con mejor tino en muchos otros lados. Aquí, me interesa la experiencia personal. Lo primero: la imagen de una boda muy reciente y “Billy Jean” como uniformización de gustos. ¿Quién otro puede jactarse de ello? Y otras cosas: el calcetín blanco como emblema, la cancelación de un concierto en Monterrey, el ánimo, la frecuencia en los medios, su indispensabilidad en cualquier lado donde se mueva al baile. Repito: no es tristeza, es desasosiego. MJ, todo discreción, estará dando de brincos en algún lado mejor.

 

martes, 23 de junio de 2009

Perfectamente coherente

 

Me dicen que la casa de marras se localiza en Mexicali, B. C. Me dicen, también, que sorprende toparte con cosas así. No sé. Ya vamos viendo que eso que llamamos lo nuestro es en realidad una melcocha de jolgorio, de celebración del mal gusto y de simple torpeza. Nuestra vida, pública y privada, está empapada de ejemplos. ¿Alguien lo duda? Desde los vaivenes del tristísimo quehacer político (que admite que alguien que a todos llama peleles y que culpa de todo a la mafia, venga y mueva peleles y pida a la mafia que se haga lo que él dice) hasta los mamarrachos de nuestro entretenimiento musical, televisivo y de cine, nuestro país es un sueño pesado de un ser infantiloide, volátil y holgazán. Qué triste.

 

lunes, 22 de junio de 2009

Otro de José Emilio Pacheco

 

De “El reposo del fuego”

 

10

 

Sangre y humo alimentan las hogueras.

Nada mella el fulgor.

Y las montañas

reblandecen los siglos, se incorporan,

desbaratan su ritmo, son de nuevo

piedra,

mudez de piedra,

testimonio

de que nada hubo aquí,

de que los seres,

son del polvo también,

se tornan viento.

 

Ser de viento espectral, ya sin aullido,

aunque busque su fin, aunque ya nada

pueda retroceder.

El polvo es tiempo.

Es la tierra que da su fruto amargo,

el feroz remolino que suspende

cuanto aquí se erigió.

Sólo las flores

Con su orgullo de círculo renacen

y pueden esplender, soltar su aroma

y nuevamente en polvo convertirse.

 

martes, 16 de junio de 2009

algo me parece

 

atestiguo mayestáticamente que el conjuro fue eterno Comenzó antes No terminará sino conmigo Personalísimo se me hizo Todo es íntimo Y compartirlo o no es ya una intrascendencia Cómo no Dirán los pelmazos A esta altura ¿importa? Sí o no es lo de menos También Porque se me fue en un sueño y Sin embargo Lo confirmo Cada nombre dispara una nostalgia Tan vieja o reciente como se quiera No me animo a dar lecciones: Apenas y puedo dar testimonio Pero son muchos años machacando con esto y (Respiro) no pinta la cosa para ser diferente (Respiro)

 

Uno de Carl Sandburg

 

They All Want To Play Hamlet

 

They all want to play Hamlet.

They have not exactly seen their fathers killed

Nor their mothers in a frame-up to kill,

Nor an Ophelia dying with a dust gagging the heart,

Not exactly the spinning circles of singing golden spiders,

Not exactly this have they got at nor the meaning of flowers - O flowers,

flowers slung by a dancing girl - in the saddest play the

inkfish, Shakespeare, ever wrote;

Yet they all want to play Hamlet because it is sad like all actors are sad

and to stand by an open grave with a joker's skull in the hand and

then to say over slow and say over slow wise, keen, beautiful words

masking a heart that's breaking, breaking,

This is something that calls and calls to their blood.

They are acting when they talk about it and they know it is acting to be

particular about it and yet: They all want to play Hamlet.

 

 

martes, 9 de junio de 2009

Saturday Night Live

 

A pesar de que lo considero una necedad mayor Se valía ser purista Al cabo que Creeping death Fight fire with fire Seek and destroy Pero lo importante estuvo Y sigue estando En otro lado Del lado de la música 5 veces ya Metallica en concierto Y como hilo conductor los altibajos Que no lo son tanto No para mí Que si Napster Que si Load y ReLoad Que si vendidos Que si el corte de pelo (¿a quién carajos puede import…) 5 veces Metallica en concierto y siempre una tremenda descarga Pura caña Energía de verdad De esa que solo el metal Altísimo 5 veces y todas como nostalgia ya Pero 1ra vez en México ¿Cómo imaginarlo? Alucinantemente espeso y atronador de principio a fin Antes: la experiencia del concierto como revelación Ahora: la experiencia del concierto como confirmación Como faro El concierto de 2003 para 300 personas en París La intimidad Pero las 50-60 mil en el Foro Sol recibieron una descarga más candente La edad es una rabieta y listo El metal da siempre para más Metallica da siempre para más Si no lo creen: la prueba: aparte de las anteriores: One The day that never comes Enter sandman For whom the bell tolls Sad but true y más ¿Qué es catarsis Si no esto?

 

Tezto, nomás

 

Alejandro Rossi da la vuelta por ahí

 

la imagen

 

en la hoja

 

es solo

 

una palabra

 

(el texto se levanta sobre

 

el enramado)

 

un escritor tiene el tino

 

de acelerarlo todo

 

: la palabra

 

absurda opaca ausente

 

es suya (echada a vivir)

 

lunes, 8 de junio de 2009

Don de pluma

 

Hay gente que sabe escribir. No, no quiero decir tomar un lápiz y pergeñar unas cuantas palabras para esbozar una idea. Quiero decir que hay gente que tiene el talento para hacer que las palabras sean más que solo medios: su fin y su justificación. Palabras contenidas en sí mismas y, sin embargo, abundantemente expresivas. Así, con elegancia y parquedad hermosas, así escribía Alejandro Rossi. Y me enteró de que se fue como si me enterara de que perdimos algo, de que todos perdimos algo. Deja, sin embargo, cosas valiosísimas. Publicó poco; lo necesario, tal vez. Lo recuerdo, en este momento, sobretodo por dos ocasiones:

 

·         Rossi en una sala repleta –100 personas en ella, un triunfo– del Teatro de la Ciudad, en Monterrey, hablando mucho de la literatura y sus pormenores, de filosofía del lenguaje, de Octavio Paz y de poesía. Tocó, en poco más de media hora, temas cuyo hilo era la literatura (y, ya sabemos, ahí cabe todo); respondió, con paciencia de filósofo, las preguntas geniales y necias que surgieron, sin limitación de tiempo y, mucho menos, intelectual. Creo que todos los que estuvimos ahí salimos de la charla agradecidos y un poco más serenos ante una vida que de repente se vuelve mejor porque la literatura encuentra cabida en cualquier resquicio.

·         Rossi como lectura en mi viaje de bodas. “Edén. Vida imaginada” fue excelente balance a un viaje de confirmación emocional. Puede sonar pretencioso, pero la lectura de la novela/memoria hubiese encajado perfectamente en cualquier momento, en cualquier lugar. Tal es, acaso, la fuerza mayor de Rossi: una lectura que no requiere del lector un humor o disposición particular. Una lectura que solo pretende –y encuentra, cómo no– alojarse en el espacio que forma la confluencia de nuestro gusto, de nuestro aprecio, de nuestras manías y de nuestra razón. Leer a Rossi en pleno inicio de una vida en común no hizo sino completar el estado delirante y a la vez reposado en que me encontraba.

 

(esta tarde hojearé alguno de esos textos breves y perfectos de “Manual del distraído” o “Diario de guerra”…)

 

jueves, 4 de junio de 2009

Y yo que me burlaba...

 

Una de las primeras cosas que puse en este blog, hace casi 2 años, fue una serie de portadas de discos que, francamente y aún comparándolas con los figurines que vemos por ahí, relucían como adefesios en un entorno de suyo abominable. Lo que en aquella ocasión me repelió no me preparó para esto: los artistas (sic) que estaban detrás del Muro mostraban de igual manera que la ocurrencia –ese encanto tan mexicano– no es privativo de los capitalistas, tan dados como somos a lo simplista y chusco. Ya no sé, lo digo en serio, hasta donde puede llevar la búsqueda, inocente o no, de la fealdad, de lo ridículo.