Me dicen que la casa de marras se localiza en Mexicali, B. C. Me dicen, también, que sorprende toparte con cosas así. No sé. Ya vamos viendo que eso que llamamos lo nuestro es en realidad una melcocha de jolgorio, de celebración del mal gusto y de simple torpeza. Nuestra vida, pública y privada, está empapada de ejemplos. ¿Alguien lo duda? Desde los vaivenes del tristísimo quehacer político (que admite que alguien que a todos llama peleles y que culpa de todo a la mafia, venga y mueva peleles y pida a la mafia que se haga lo que él dice) hasta los mamarrachos de nuestro entretenimiento musical, televisivo y de cine, nuestro país es un sueño pesado de un ser infantiloide, volátil y holgazán. Qué triste.
2 comentarios:
wuey, les faltó pintar el tanque de gas, jeje
por cierto, ya viste el carro de la misma línea?
Los politicos son el cancer social, pero creo que no debemos ser tan pesimistas ya que existen personas muy valiosas que crean equilibrio en todos los niveles de gobierno.
Publicar un comentario