jueves, 28 de febrero de 2008

Dos o tres cosas sobre el cine que viene

Aclaro, primero: pelis ya filmadas que vienen y tendrán espacio en las salas comerciales –por estos rumbos, prácticamente las únicas que hay–. Seda: ¡caray, qué ganas de meterse con libro tan extraordinario! A Seda, el libro, le debo el conocimiento de un autor favorito, Alessandro Baricco, y el redescubrimiento de la novela moderna, de los autores vivos que todavía conocen ese arte. Hay muchos, sí, pero pocos, escasísimos, como Baricco. Anticipo la película: una mala adaptación del libro –¿qué adaptación no lo es?– y la descarada fisonomía posterior, poniéndole cara de Michael Pitt a Hervé Joncour. Otra: Mamma Mia. Si de algo aborrezco, es de los musicales (en pantalla, claro, que en vivo es otra cosa). Pero, ¡coño!, Mamma mia, el musical que tanto me gustó en Londres, placer que repetí a la primera oportunidad. La fórmula no podía ser más fácil: Abba, Abba, más Abba. Esa peli sí que la espero con ganas de escuchar cantar a quien sea y hasta de mencionar una excepción en mis gustos. Y para terminar: ¿la música compuesta para cine: es menos por valerse de lo previo, la imagen? Por ahí leí un debate entre melómanos donde se rebatían entre los pros y los contras estéticos y hedonistas de la ópera. Género cobarde, decían algunos, pues se vale de lo anterior: siempre lo precede algo. Y la música hecha para el cine, me pregunto, ¿lo mismo? Será lo que sea, pero John Williams sí que supo cómo acrecentar emociones en esa escena –insuperable, una de las mejores– en que Darth Vader llega, todo maldad y autoridad, a la Estrella de la Muerte. ¿O no?

martes, 26 de febrero de 2008

Uno de Juan Gelman

(con ganas de arrancarse el peso enorme de la ignominia mostrada en la entrada anterior...)

 

Preguntas

Ya que navegas por mi sangre y conoces mis límites
y me despiertas en la mitad del día para acostarme
en tu recuerdo y eres furia de mi paciencia para
mí dime qué diablos hago porqué te necesito quién
eres muda sola recorriéndome razón de mi pasión
porqué quiero llenarte solamente de mí y abarcarte
acabarte mezclarme a tus huesitos y eres única
patria contra las bestias el olvido

 

La ocurrencia como signo de desesperanza

Me pregunto, de veras, si vale la pena seguir documentando la ocurrencia, la risotada vuelta idiotez, la contundente ignorancia del ser humano. Y es que, entre la risa cómplice y el asco incrédulo, no puedo sino rendirme ante la evidencia: ya perdimos, ya perdimos...

lunes, 25 de febrero de 2008

Una broma no tan divertida

Mi amigo Manel me lo comentó hace ya un par de años, pero no hice mucho caso, tomando las cosas más bien en broma. Mi amigo Carlos, hace muy poco, me lo recordó: la búsqueda de mi nombre en Google arroja, como primer hit, un blog donde un homónimo –o al menos eso creí al principio– comentó entradas y profirió un par de insultos a los que ahí escriben. Ello, en 2006. Un primer vistazo al asunto me causó risa: que un tocayo dedique esfuerzo a exaltar ánimos en Internet me pareció gracioso; dejé de reír cuando otro participante, convenientemente anónimo, les propuso a los demás llenar de improperios y otras finezas al tal Carlos Palavicini y daba ¡mi cuenta e-mail y mis teléfonos en Francia! A todas luces, alguien que me conoce usurpó mi nombre para entretenerse un rato. Perversa forma tienen de entretenerse los necios y los chatos de mente. Esto de tomar el nombre de otro para levantar el polvo y encender pleitos en línea no pasa tan mal, siempre y cuando todo quede ahí, detrás del escudo que es la red y su virtualidad. Pero ofrecer maneras de prolongar las ofensas y fomentar un contacto, digamos, personal, para agredir o responder –supongo que no positivamente– ya no me parece tan simpático. Afortunadamente, hasta donde recuerdo, no hubo decidido que levantara el teléfono o anotara mi cuenta e-mail para insultarme, y el pleitillo no pasó a mayores. O eso quiero suponer.

viernes, 22 de febrero de 2008

Uno de Julio Cortázar

 
Para leer en forma interrogativa
 
Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amás
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caída la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazón
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.
 

miércoles, 20 de febrero de 2008

¡Cuánta iniciación!

Bonjour Tristesse, de Francoise Sagan

(¿Bienvenidas´, así como así? ¿Ya pasada la pubertad? No sé...)

Leer un libro cuya contraportada alega Clásico de la literatura francesa levanta, lo menos, la expectativa de un libro disfrutable, diferente, bien escrito y mejor narrado, con personajes delineados y creíbles (incluso si de sci-fi o fantasía se trata). Pues bien: ¿qué, cuando no resulta así? ¿Qué, cuando comienza a todo vapor, tirando chispazos de ingenio y sabrosuras del lenguaje, y se desinfla a la primera de cambios? No sé, pero ya leer libros de iniciación -o iniciáticos o iniciadores o como prefieran- no es cosa que se disfrute si no se da de topes contra The catcher in the rye, ese sí alucinante viaje cuyo mayor desplazamiento es esa sutileza que llamamos madurez y que no viene de la mano ni con la edad ni con las responsabilidades. Es, simplemente, un encontrarse con el mundo e intentar asirlo, así sea tímidamente, así sea inconscientemente. Quizás si hubiese leído el de Sagan primero. O hace 15 años. Pero, hoy, no me deja sino apático, con ganas de dejar de leer promesas de solapa y zambullirme, así nomás, en lo que el calor, las ganas, el tiempo y la nostalgia nos pongan en las manos.

lunes, 18 de febrero de 2008

¡Vaya juego!

El pitcher Roger Clemens, uno de los mejores en la historia del béisbol, se juega estas semanas lo que más vale: su credibilidad en la lomita. Porque ya el juego legal en el que se debate no trata de demostrar si consumió o no sustancias prohibidas, sino de demostrar si mintió o no al comité federal que lo investiga por ello. Da tristeza que el deporte más hermoso sea noticia por escándalos propios de deportes menos vistosos y ejemplares, de luchas y debates sin interés, de bobadas mal vistas pero ya banalizadas. Que ayer el nombre de Barry Bonds viniera seguido de all-time home-run record y ahora lo sea de indicted on charges that he lied to the grand jury distraen del motivo primero del béisbol: la belleza de lo detenido, del Ulises al bat y su Ítaca gloriosa con forma de plato. Deporte manchado con una duda que hará sospechar del forzudo en turno, no resta sino acercarnos, todos esperanza, a los que aún saben oler el cuero del guante, llenarse de polvo y sacudirse ponches auténticos. Claro, con o sin Clemens en el roster, los Yankees tienen con qué sorprendernos esta temporada. Y los Olmecas, claro, que no son cosa menor y ya esperamos.

viernes, 15 de febrero de 2008

Un acto mayor de cinismo

Hace dos años, la publicación en un periódico danés de esta caricatura –el profeta Mahoma con una bomba y mecha encendida por turbante– provocó protestas en el mundo islámico. Países con tendencias incendiarias, como Irán, pidieron, sin miramientos, la cabeza del dibujante. Pasaron unas semanas y el asunto, parecía, se olvidó. Pues no: hace unos días, la policía danesa descubrió planes para asesinar al dibujante; ayer, TODOS los periódicos daneses, solidarios y altamente convencidos de la libertad de expresión, publicaron nuevamente la caricatura. ¿Qué siguió? Lo de siempre: disturbios, quema de autos, amenazas etc. Y me pregunto: ¿tan cegador es el cinismo del ala dura del Islam que no puede permitirse ni un asomo de sonrisa? Los mexicanos lo sabemos: la risa, cuando no ofende, lo cura todo. Pero no, tal parece que las Cruzadas no terminan y lo peor, créanme, es que desde el primer enfrentamiento con Occidente ya todo era un sinsentido mayúsculo. Además, ¿vienen ahora los fundamentalistas –violentos, torcidos, impúdicamente estúpidos– a dar lecciones de civilidad y entendimiento a Dinamarca, país escandinavo y ejemplo de sociedad? ¡Por favor!

jueves, 14 de febrero de 2008

¿A quién se culpa por esto?

Claro, no voy a salir ahora con que este muestrario de ignorancia, disparate y franco jem’enfoutisme no me causa risa. Sí, risa, mucha risa. Pero poca gracia: más bien pena. Hay tantos a quienes arrojar la piedra, que no se acierta a comenzar por ningún lado...

miércoles, 13 de febrero de 2008

En el país de la razón

Sí, de la razón, pero ¿cuál? El letrero mueve a risa a los menos sensatos, claro. En Francia, la cosa es razonada, quizás en demasía... Si en México las cosas no funcionan porque sí, en Francia no funcionan por exceso de eficacia (Guillermo Sheridan dixit). De lado las comparaciones absurdas, la estética inadvertida de los franceses y lo suyo es magnífica: lo mismo advertencias inusuales que disparos de imaginación anónimos (graffitis,  desplantes en salas de cine, de oídas en el metro, apocalipsis de bisutería). Ya lo iré documentando.

lunes, 11 de febrero de 2008

Anunciación

pensar

 

como el tiempo y mis ganas

 

me llevan a esto

 

: extranjería emocional

 

  mero hecho circunstancial

 

o declaradamente una cuestión clara del destino

 

 

(exista o no la posibilidad)

 

 

da igual

 

pensar

 

en cómo llegar

 

si ya se está ahí

sábado, 9 de febrero de 2008

Inexistencia de las lecciones aprendidas en el cine


¿Còmo, la tècnica esta de la peli que se pretende proyecciòn pùblica -sin ediciòn ni efectos ni nada- de lo encontrado en una camara de video no profesional, no se agotò con The Blair witch project? Ya, en esa peli, no daba para màs. ¿Por què seguir insistiendo, entonces? Crèanme: el tema de Cloverfield es totalmente distraido por una pretensiòn mercadotècnica y tecnològica que se consumiò a sì misma cuando la novedad nos hizo ver la peli de marras. Ah, ni què decir de nuestros atinadìsimos distribuidores, que en un arranque de franca ingenuidad llamaron a la pelìcula Cloverfield. Monstruo, echando por tierra el tan traìdo gancho comercial del ¿què pasarà?. Bueno, que no nos sorprenda ello en el paìs que llama Tiempos violentos a Pulp fiction y Mente indomable (o incansable o què se yo) a Good Will Hunting.

jueves, 7 de febrero de 2008

Hartazgo semanal

todo en su lugar

toda esa luz geométrica

y parda

toda esa luz en su lugar

toda esa luz en cada camino

en cada brizna de soltura

 

mera sugerencia

que es pura claridad

 

martes, 5 de febrero de 2008

La vacuidad riquísima

Un brinco más o menos pensado en las charcas infinitas y únicas del arte es un asomo a eso que somos, a lo que predecimos –animales de búsqueda, de conductas: eso somos–, a lo que definimos con solo eso: un asomo. Increíble no necesitar más. Todo es contención y es en la música, la literatura, el cine y otros prodigios donde somos, realmente. Lo demás es un pretexto, una especie de hilo conductor para llevarnos de aquí para allá.  Parece no haber nada en el poema y, sin embargo, nos dice. Esa música y esas letras son todas únicas y la misma: la diferenciación radica en la apertura de cada persona. La mayoría, ¡qué le vamos a hacer!, nomás no accede. Los demás sí que salimos bien y mejor de todo eso. Retozón hedonista, absurdo y caricia del tiempo, dale que dale con esa otra manera de ser y de ver: llámesele como sea, las opciones son enormes, la vacuidad no es tal y está completa.

sábado, 2 de febrero de 2008

Un aria como opción a canción



El aura de sobriedad excesiva y sopor, aunada a la manía de la obra partida, no es exclusiva de la música popular: la música clásica, en otro afán por sacudirse etiquetas, va de lo mismo: no solo las portadas se han estilizado en función del mercado -el grueso de los compradores de discos no pasa de los 45 años-; tambièn, se ha privilegiado la atracción sobre el talento, la posibilidad de canción sobre la obra total. No, no lo discuto: es obra del mercado y de la masa y poco se puede hacer ante eso, como no sea intentar sobrevivir. ¿Cómo criticar, cómo decir que no a Anna Netrebko haciendo canción, sacando de contexto la obra, democratizándola al grado de video, de medio masivo y -perdón por el tèrmino- pueril? El inmenso placer de escucharla -y verla en ese elemento concreto- no da pie a purismos, de verdad que no.