Guillermo Sheridan, en su blog en la página de Letras Libres, ha puesto en evidencia no uno, sino dos casos de plagio que, si viviéramos en sociedad menos inquieta y sí más cercana a la lectura, habrían provocado caza de brujas, lo menos. Pero no, todos tan plagiadores y todos tan campantes -casi Sheridan dixit. El primer descubierto -porque, claro, no hubo acto de contrición- fue el inefable José María Pérez Gay, escritor del ala Nexos con simpatías francas en La Jornada, ese libelo que se dice de izquierda (como si tal cosa existiese en este país). La segunda, nuestra "intelectual" de la masa buengusto y socialité, Guadalupe Loaeza, hace lo propio y hasta se da el lujo de cometer plagio una semana después de criticar semejante práctica. Claro, no solo los mexicanos: mi admiradísimo Alfredo Bryce Echenique, sin el menor empacho, acusó a su secretaria de haber enviado un artículo a un periódico español lleno de frases ajenas, robadas, ya publicadas. De los dos primeros, me lo creo -no les da para más, ya se sabe- pero, ¿Bryce Echenique, el de "La vida exagerada de Martín Romaña"?
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1 comentario:
Pues querido Carlos me dejas de piedra con la noticia, de Loeza como bien dices no da pa'mas, pero de Bryce Echenique??? Se puede achacar todo a la hueva?? tener que escribir un articulo por el que ya te han pagado y no tienes ni ganas, ni tiempo, ni puta idea del tema y vas y te fusilas a un pobre cabron...no sé, si es verdad, me "soulage" saber que este monstruo tambien comete pecadillos humanos.
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