2007 se acaba y con los pocos días que quedan, entre mudanza de casa -hoy, por cierto, dormiremos en ella por primera vez- y de oficina, a unos días de partir a Mexicali a pasar las fiestas de fin de año, se antoja ver qué me deja. Mucho, en música. Tanto, que dan ganas de compartirlo y ahí les va:
- "Fas - Ite, maledicti, in ignem aeternum", Deathspell Omega: ¡ah, la recuperación de lo sombrío! Lo que el black metal necesita, justo ahora que el mercantilismo ha convertido a bandas, antes combativas y retadoras, en remedos de metal para televisión abierta. Nunca se ha visto con buenos ojos la incursión de la asepsia en el metal; menos, en el black metal. Y Deathspell Omega es una banda que retoma los elementos primarios del black metal para reinventarlo y darnos de nuevo ese ambiente oscuro, pesimista y pagano que tanto gusta. Claro, no son los únicos: otras bandas hacen lo suyo, de maneras diferentes pero igual de importantes y necesarias: Kult ov Azazel, 1349, Ondskapt, Sargeist, Akercocke, Anaal Nathrakh, Gorgoroth, Satanic Warmaster, Mayhem, Naglfar, Taake,...
- "Ordo ad chao", Mayhem: el regreso de Attila Csihar en las voces, luego de una temporada en el psiquiátrico, no podía ser más glorioso: el último disco de Mayhem, el grupo más controversial del black metal, es, quizás, el mejor. Pura rabia, sí, rabia contenida que suena como el mismísimo himno que antecede a cualquier batalla entre bien y mal -donde ambos, bien y mal, son uno y lo mismo-. Hellhammer en la batería ya solo recrudece la furia. Y sí, mucho grito y mucho blast-beat rapidísimo y violento, como era de esperarse; pero, eso sí, con mucha técnica y una entrega brutal. Se deja sentir lo mejor -o lo peor, como lo vea y sienta quien los escuche- de la voz de Csihar.
- "Prominence and demise", Winds: el virtuosismo es generalemente aplicable a músicos clásicos; nos reservamos el derecho de adjetivar así a los músicos que medran en el rock y en el pop. Pero un grupo como Winds no se toma a la ligera y ahí sí que se puede hablar de virtud, talento y pericia al tocar un instrumento. Músicos blackmetaleros que tocan algo que no, no es black metal, sino un metal sutil, perfectamente pensado y mejor interpretado.
- "Antichrist", Akercocke: ya dije algo acerca de este álbum en un post anterior; agrego, tan solo, que Akercocke, devotos a su manera, logran lo que nadie: conjuntar los elementos mejores del death- y el black-metal, como los growls, la velocidad, la destreza, los temas oscuros, la violencia imbuída en una atmósfera sagrada. Uno de los mejores discos de metal en muchos años.
- "Mothership", Led Zeppelin: sí, Led Zeppelin ha sacado ya varios recopilatorios de sus éxitos. ¿Qué los hace diferente a éste? Casi nada: acompañar al primer concierto de Led Zeppelin en décadas y la inminencia de una gira mundial. Los foros, las crónicas en los diarios, los blogs: todos coinciden que, ya con 60 años a cuestas, se puede rockear aún. Y, luego, las canciones, cuyos arreglos en vivo parecen ser magníficas. Esperemos que tanto rumor sea cierto y pronto anden por aquí. Además, claro, de que siempre viene bien escuchar "Gallows pole", ¿qué, no?
- "h-moll Messe", de Johann Sebastian Bach, dirigida por Konrad Junghänel: una interpretación espléndida de otro de los monumentos corales del enormísimo Bach. Un tratamiento OVPP que hace relucir mucho, muchísimo, las diferentes voces, sobretodo en el Gloria, donde empatan perfecto solistas y coros.
- "Stabat Mater", de Antonio Vivaldi, dirigido por Chiara Bianchini: e interpretado por Andreas Scholl. ¿Se necesita más? Encima, una cantata que reluce en voz de contratenor y que pasa de la tranquilidad a la explosión de manera maravillosa. Y el Stabat Mater llevado a un estado de contemplación y sacralidad puramente humanas, cercanas, riquísimo en sensaciones magníficamente sonoras.
- "Matthäus-passion", de Johann Sebastian Bach, dirigida por Paul McCreesh: ya comenté algo sobre esta versión de la Pasión según San Mateo en el post anterior. Baste decir que no me esperaba una interpretación tan nueva y diferente, irreverente en algunas partes y francamente altaneras, bellísima en su resultado. (Ok, los discos de música clásica no salieron este año, pero apenas los descubrí y ya forman parte de lo que llevo y me llena)
Así el año y la música de lo que nos pasa. De todo, hubo. Pero salgo de él con lo mejor. Y la música, créanme, sonando y haciendo más disfrutable la vida, los días, mi tiempo. Espero, siempre lo espero, que el próximo año sea mejor.
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