jueves, 24 de enero de 2008

Anuncio inusitado y formal

El próximo domingo es el juego de estrellas de la Liga de Hockey profesional. Dejando de lado la mercadotecnia de la que deriva esto, la oportunidad es inmejorable para acercarse a un deporte del que me confieso prendado y muy lejos de entender. Me explico: en mis años europeos, la nula oferta beisbolera y la sobreoferta del soccer – tan endemoniadamente ubicua como la de México –, dediqué no pocas horas a ver hockey.  Terminé por disfrutarlo. Me llamaron, y siguen llamando, la atención varias cosas. Entre ellas, cito la clara fantasía de jugar sobre terreno inciertamente contenido y falso. Otra: sin ser box o judo, parece ser deporte de combate, donde los exabruptos violentos son tolerados. Desfogue, sácalepunta, mera arrogancia inútil, qué se yo. Una más: cuando nada se mueve, sucede la evidencia, como en el béisbol. El comparativo es incierto y flojo, pero alcanza a describir mi interés. El caso es que gusta y cada vez más. Dan ganas de acercarse con conocimiento y mayor entusiasmo.

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