sábado, 2 de febrero de 2008

Un aria como opción a canción



El aura de sobriedad excesiva y sopor, aunada a la manía de la obra partida, no es exclusiva de la música popular: la música clásica, en otro afán por sacudirse etiquetas, va de lo mismo: no solo las portadas se han estilizado en función del mercado -el grueso de los compradores de discos no pasa de los 45 años-; tambièn, se ha privilegiado la atracción sobre el talento, la posibilidad de canción sobre la obra total. No, no lo discuto: es obra del mercado y de la masa y poco se puede hacer ante eso, como no sea intentar sobrevivir. ¿Cómo criticar, cómo decir que no a Anna Netrebko haciendo canción, sacando de contexto la obra, democratizándola al grado de video, de medio masivo y -perdón por el tèrmino- pueril? El inmenso placer de escucharla -y verla en ese elemento concreto- no da pie a purismos, de verdad que no.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Amigos, lectores, todos:
Quines tengamos el gusto de conocer a la bestia creadora de este receptáculo de ideas algún tiempo atrás, sabrán que en sus inicios adoraba todo lo que el comercio le arrojaba en la cara; por ejemplo, música: Magneto (cuidadito y le tacaban a su Alán, vocalista), literatura: Stephen King, bebida: caguama, etc.
Hoy me enorgullece presumirlo como mi amigo y creo en gran medida que él mismo es producto de gurús de mercadotecnia, que han sabido hacerle llegar sus productos a sus retorcidas pero nunca escasas neuronas.
Putiflor:
Si bien esta musa nos hará acercarnos a esa música, bienvenida sea; o acaso tienes miedo a que Camenchi te arranque tus ojos cuando estes babeando la portada del CD, pinche médico jodido?

Carlos Palavicini dijo...

Adolfo, que me conoce como pocos, lo deja muy claro: lo que una persona es, quiero decir, lo que una persona busca, piensa, desea, no es sino un costal donde acomodamos -sin siquiera preguntarnos- lo que la vida, entre tanta sarandeada, nos va dejando. Yerros hay, pero màs la satisfacciòn egoìsta, enorme, de cosas como la voz de la Netrebko, un buen partido de bèisbol, una cerveza frìa, el abrazo de la mujer, una peli de vaqueros, una buena zambullida en el mar.